Insomnio infantil: cómo acompañar el sueño en la infancia

Dormir bien es fundamental para el desarrollo saludable de niñas y niños. El descanso no solo permite recuperar energía, sino que favorece el crecimiento, la consolidación de aprendizajes y la regulación emocional. Sin embargo, muchas familias se enfrentan al desafío del insomnio infantil: dificultad para conciliar o mantener el sueño, despertares frecuentes o sueño inquieto.

Las causas pueden ser múltiples. En algunos casos, se relacionan con hábitos como el uso de pantallas antes de dormir, la falta de una rutina estable o la estimulación excesiva en las horas previas al descanso. En otros, hay factores emocionales involucrados: ansiedad por separación, miedos nocturnos o situaciones de estrés en el entorno familiar.

¿Qué se puede hacer? El primer paso es crear un ambiente propicio para el sueño. Establecer horarios regulares, evitar pantallas antes de acostarse, ofrecer actividades relajantes (como leer un cuento o escuchar música suave) y asegurar un entorno tranquilo y predecible puede marcar una gran diferencia.

También es importante escuchar a cada niño o niña: muchas veces, el insomnio es la forma en que su cuerpo expresa algo que aún no puede decir con palabras. Validar sus emociones, contener sus miedos y acompañar con paciencia es clave.

Si las dificultades para dormir persisten o afectan el bienestar diario, es recomendable consultar con un profesional en salud mental infantil. Una intervención oportuna puede ayudar a identificar el origen del problema y brindar estrategias adecuadas, siempre desde una mirada empática y respetuosa.

Dormir bien es un derecho, y como todo en la infancia, es un proceso que se aprende mejor si está acompañado con amor, límites claros y seguridad.

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